Hace algún tiempo cuando era mucho más joven tuve un gato, pero mi relación con él fue bastante furtiva y diría casi desencontrada, cuando yo estaba despierto él dormía y cuando yo dormía, obvio no lo podía ver. Lo recuerdo muy vagamente, pero no estoy seguro si por alguna foto que quedó de él o por haber vivido el momento, en definitiva un día al gato no lo ví nunca más.
Hace algunos semanas una de mis hijas trajo a casa una hermosa gatita de la calle... dudas van, dudas vienen en varios debates y reuniones familiares decidimos quedarnos con la adorable mascota.
A partir de esa vez comenzó para mi una vida desconocida hasta entonces, llena de imágenes de enorme ternura, pasando por momentos de extremada contaminación olorífica, hasta la gradual pérdida de espacios de confort en mi propia casa, que a medida que yo los perdía Loli (esa es mi gata) los iba ganando, es decir desde terminar sentado en el suelo en lugar de mi cómodo sofá, a tener que dormir en el borde de la cama, ya bastante reducida por la invasión de mi esposa y ahora sumada a la comodidad de Loli.
Esto no es todo ya que los gatos tienen unos horarios muy extraños para descansar, comer y divertirse, entonces recurren a toda clase de artilugios para llamar tu atención y que afecta indefectiblemente tus horarios, sobre todo los del sueño.
Recorriendo internet encontré un dibujo animado que es realmente una obra de arte y que me identificó automáticamente con Simón, el protagonista de estas historias.
Espero que lo disfruten.
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